domingo, 2 de octubre de 2016

DOMINGO HERNÁNDEZ




La ganadería de Garcigrande, puro Juan Pedro, es la niña bonita del ganadero, como dice él. Pero en Garcigrande la regularidad es inferior a la de Domingo Hernández, su otra ganadería, donde se han mezclado tres sangres, criándose en Traguntia, cerca de Vitigudino (Salamanca).
Jesús Bernal y su hijo Jesús son plenamente responsables de todos los animales marcados con el hierro de Domingo Hernández. Hacen los lotes de cubrición, los cuidan a díario ; llegado el momento, mandan las becerras al tentadero cubierto de Garcigrande, y las aprobadas vuelven.
Los machos parten de utreros a Garcigrande. Y de allí se lidian. Si se indulta alguno caso de Bondadoso 5, que fue indultado por Finito de Córdoba, regresan a Traguntia a padrear. Lo de Domingo nunca se echa a las vacas de Garcigrande, pero al revés sí. Jesús forma parte de Traguntia. Estaba aquí antes de que Domingo comprara la finca, y si éste la hubiera vendido - algo que casí sucede -, Jesús se habría quedado.
Jesús estaba en Traguntia desde Santiago Martín " El Viti ", 17 años estuvo con él, y viajó mucho a Francia con sus toros. Luego, hace veinte años, cuando se la vendió a Domingo, se quedó con él. Al principio, Santiago tenía mil y pico hectáreas, pero vendió primero unos picos. Cuando llegó Domingo a comprar, quedaban unas seiscientas hectáreas. En total 37 años viviendo en Traguntia y cuidando del ganado. Se conoce cada piedra de la finca. Ahora sólo tenemos bravo aquí, pero Santiago tenía de todo : cochinos, vacas mansas, ovejas...... Cuando llegó Jesús, había como trescientas vacas bravas, más o menos lo que tiene ahora, con arreglo al espacio actual.
Dice Jesús hijo, hay que tener competencia con Garcigrande, tenemos mucho pique, a pesar que son hechuras distintas entre los dos hierros. Quizás más noble esto que aquello. Un poquito más. Pesa más el toro de aquí. Es más seguro.. Tienen más plaza. A los de aquí les ha dado más tamaño el cruce con lo de Amelia Pérez Tabernero y Domingo Hernández. Juan Pedro aportó fondo y calidad. De lo de Domingo quedan pocas familias. La base son las de Amelia. Embisten mucho pero berrean más. En Traguntia tienen cuatro lotes de vacas porque no tienen más espacio. De como eran las vacas de Domingo Ortega y Amelia Pérez Tabernero a como son ahora, no tienen nada que ver. Lo de Domingo Ortega embestia con la cara muy alta ; lo de Amelia tenía más calidad, pero carecía de emoción.
El toro malo de Domingo Hernández saldrá manso, no querra embestir, vale, pero no quiere matar a nadie.
A los que dicen que el toro de aquí es fácil, continua Jesús hijo yo les recomendaría ponerse delante.
También los que los torean los hacer parecer fáciles., pero no lo son. Muchas veces te piden el carné y hay que hacerles las cosas muy bien. Eso sí : son muy agradecidos. Se te entregan si no dudas y los llevas. Y haces lo que tu quieres con ellos. Ahora, si no sabes.
Toma la palabra Jesús padre de nuevo : Lo mismo este toro no es del gusto de todos los consumidores, pero..... ¿ quien es el consumidor : el público o el torero ?
Hay que compaginar los gustos de todos porque, si no, te cortán el cuello rápido. Muchas veces nos dicen que somos unos aventajados y yo contesto que estamos en el sitio peor : el público nos exige de una forma, el torero de otra, y tú te quedas en el medio.
Con una ganadería que no tiene nombre, no pasa nada. Aquí, si sale bueno, es normal. Pero si sale malo o se raja, es un petardo. Yo, nada más disfruto en las corridas de los demás. Con los de la casa, siempre te estan buscando la vuelta por un lado o por el otro. Ahora mismo, somos la ganadería que más responsabilidad tiene.
El Viti siempre tiraba de lo de Atanasio, Camino de lo de Santa Coloma, Ordóñez, lo de Núñez. Cada uno tenía su forma de torear y buscaba el toro que más le valía por lo que fuera. A José Tomás, cuando, empezaba le tocó una corrida nuestra en Arles y un toro lo tiró tres veces por el mismo sitio. Pensé que nunca llegaría a nada.
La última vaca que toreó Justo Hernández, era del guarismo 2001. Con lo de la rodilla ya no puede desde que le cogió un toro de Garcigrande hace cuatro años. No se lo ventiló de puro milagro. Estaban enfundando y se habían quedado algunos atrás en un cerro. Fue a ver y se le arrancó uno y lo caló. Le dió la vuelta a la pierna entera y se fue después de darle la paliza en el suelo. Tuvo suerte. El toro no estaba enfundado, pero no le metió el pitón. Tenía varetazos por todo el cuerpo.
¡ Qué bien toreaba Justo ! A estas vacas las entendía como nadie.
A los dos meses de poner los sementales con las vacas cambian los toros. Cada uno cubre, más o menos unas cuarenta vacas. Cuando los echan, les inyectan una vitamina para que cubran mejor, se lo dan para potenciarlos y que no se agoten.
La ventaja que tenemos si nos confundimos con un semental es que, como son mil vacas entre los dos hierros, el error se queda en quince becerros....... Una ganadería que tiene cien vacas, si se equivocan en un semental, se van al garete.
A Santiago Martín " El Viti ", todos le decíamos que no envolviera lo de Gallardo y lo de Lisardo, que él decía que era lo mismo. Todo venía de Atanasio y Santiago lo envolvió. Y al envolverlo no funcionaba. Y cuando quiso volver atrás, estaba todo tan mezclado que por más que se intentó no se consiguió.
Aquí esto no pasa : En Garcigrande se queda lo puro de Juan Pedro y nunca se echa un semental del cruce. El gran secreto de todas las mezclas ganaderas ha consistido siempre en conservar una parte en pureza. El mismo Lisardo Sánchez lo hizo, guardando puros sus Urquijos, de donde sacaba sementales para las vacas de Atanasio.
Últimamente las ganaderías proliferaron excesivamente y en estos momentos han bajado mucho en el número de reproductores. Lo que te salva en este oficio es la regularidad. Si hay un 70% de bueno, los toreros aguantan los malos, sabiendo que el otro les va a tocar. Los toreros  miran las estadísticas.
Por eso, Domingo Hernández después de comprarle a Juan Pedro animales igual de buenos, muchos ganaderos no han sobrevivido más de seis años, cuando lo que nace aún es fruto del trabajo del vendedor. Sin embargo en Domingo Hernández, la barrera fatídica para muchos se ha superado con creces : al cabo de treinta años, el comprador ha superado al vendedor. A pesar de ello Domingo y Justo abren sus libros y sus ordenadores y se advierte en ello que lo tienen todo perfectamente organizado atribuyen a sus sementales un número de estrellas conforme a sus resultados y a sus propios criterios.





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