sábado, 24 de septiembre de 2016

GARCIGRANDE ( Capítulo II )



Resulta que a los siete u ocho años llevaba Domingo Hernández los carteles mejor que Juan Pedro Domecq. Después, tuvo mucha amistad con Fidel San Justo, que es un gran veedor de Salamanca.
Cuando apartaban los utreros para corridas, no fallaba.
Y empezaba : Éste pa toro, éste pa toro, éste fuera..... Los veía perfectos. Si había cien utreros, dejaba cincuenta y ni uno feo.
Se presentó en Francia, en Orthez, con una corrida muy gorda en el 90 de lo de Amelia.
Matilla le compraba mucho, con él se presentó en Arles, en Valencia....No le pagaban mucho pero le ayudo a entrar en las plazas importantes.
En Valencia le mataron la corrida Joselito, Ponce y Litri, en el 92, Joselito cortó una oreja al primer Garcigrande lidiado en Valencia. Ponce paseó otra oreja.
Jesulín le indultó un toro en Toledo, en junio del 94. Era de una vaca de Amelia y de un toro de Juan Pedro.
Domingo Hernández en menos de diez años, había pegado un salto cualitativo importante
Un día visitó su suegro la ganadería : lo paseó por los cercados, enseñándole aquí cuarenta vacas y un toro, aquí treinta con otro toro... y así 10 cercados y diez lotes. Se lo iba tragando, tragando y, al final dijo : ¡ A éste no le pisa mi hijo José ! Según lo tiene, tiene que salir por algún sitio.....
Para su cuñado José Escolar, su suegro había comprado veinticinco vacas que Victorino se vió obligado a vender.
Menudos son el hijo y el yerno de Pichorronco : por un lado, han creado una ganadería dura, y por el otro, una del gusto de las figuras.
En un momento Domingo empezó a retirar todo lo feo : fallaban muy pocos toros. Quería subir párriba. Aqui no sirve seguir por los pueblos. Pensaba en el dinero fuerte, el de la corrida estrella. Joselito, mató muchos toros de la ganadería. Tiraba mucho de lo nuestro y esto ayudó.
En esa época Justo, el hijo de Domingo, seguía a su padre por todas partes, pero no opinaba. Justo, al principio, toreaba muchas vacas en el campo y así se metió en la ganadería.
A fuerza de estar y estar, de enseñar toros, Domingo vió que ya podía mantenerse al margen....
Cuando comprobé que funcionaba igual que su abuelo Pichorronco fue un día en el que le enseñó una corrida a Pablo Lozano y le colo un toro que, al principio, no queria. ¡Anda que engañar a Pablo Lozano, no es nada fácil !
Justo es muy bueno en el trato y además queda bien. Pero los días que asiste a la lidia de sus corridas lo pasa fatal.
El mayoral de Garcigrande, Gonzalo Sepulveda, no procede de una estirpe campera ni es charro de nacimiento. Es madrileño y si está en la ganadería viviendo lejos de la civilización, es porque le gusta el toro. Lo suyo no es hereditario, sino puro vocación. Su afición viene de la ganadería de Antonio Gavira.
Su padre era íntimo amigo de él. Y de pequeño me llevaba a la finca de Antonio, al Soto de Roma en verano. Allí me entró el veneno del toro y, hace diez años, hizo el curso de mayoral en Cáceres. Donde se aprende de verdad es aquí, pero allí me enseñaron las bases teóricas.
Yo sabía montar a caballo y en Gavira mejoré. Al final del curso, empezó con Antonio San Román, en una finca que tiene en Las Ventas de San Julián, cerca de Navalmoral de la Mata. Luego se enteró que Domingo buscaba un vaquero, llamó y le cogieron. Y cuando el mayoral que había antes se fue, me ofrecieron el puesto. Tuve suerte. La fortuna también estuvo de parte de los ganaderos que ficharon a Gonzalo Sepúlveda.
Comentaba Gonzalo : " Últimamente, la gente se mueve menos. Cuando terminó el curso aquel, había posibilidad de colocarse en Jandilla, y en muchas ganaderías..... Ahora ya no : la gente que tiene un puesto no se mueve. No hay trabajo. Si tienes uno, guardalo.
Antes de la crisis, los vaqueros se movían mucho. También había más ganaderías que en la actualidad.
Si el espectáculo taurino se hubiera estancado en los comienzos del siglo XX - con caballos despanzurrados y un toreo de piernas más que de brazos y muñecas frente a toros geniudos y duros de roer, no habría sobrevivido la Fiesta.
De esta forma, evolucionó al mismo tiempo que la sociedad.... y los toreros mutaron frente a un toro cada vez más fijo en sus acometidas. Nadie niega que, en este proceso, se ha quitado más casta de la cuenta. Tampoco que ha habido que limar asperezas en la bravura para que el torero se exprese a su antojo. No es menos cierto que siempre ha habido ganaderías para satisfacer los gustos de todos : algunas muy duras al rechazar la evolución impuesta por las modas, andadas en la fiereza indómita de los origenes, y otras que, al contrario, han acelerado el proceso de refinamiento de la bravura hacia más nobleza en busca de más toreabilidad.
Existen también ganaderías consideradas " toristas " que, por buscar la casta indómita, han desembocado en la mansedumbre. Esto explica que algunas hayan desaparecido o estén a punto, un drama que no despierta la alegria de nadie, pero que ya ha sucedido muchas veces desde que el mundo existe, cuando una especie, cualquiera, no ha conseguido adaptarse a su medio ambiente o ha rivalizado con otra.
Y esto pasa en la actualidad en muchas ganaderías que, en algún momento, formaron parte de la primera línea.
Unas decaen, otras están al alza. Ley de vida. Ley de la selección natural que, en este caso, no lo es tanto puesto que son los ganaderos - y no la Naturaleza - quienes establecen los criterios. Obviamente, esta ley básica también se cumple con ellos : se equivocan, se hunden con sus toros, tal y como hicieron varias familias legendarias. ¿ A quién pertenecerá el futuro ? Nadie puede predecirlo.
En la historia de la técnica del toreo, lo primero que salta a la vista es que los muletazos no han dejado de alargarse y de profundizarse, desde los trapazos que se daban en el siglo XIX hasta los excelentes muletazos verdaderas obras de arte que se dibujan hoy. Antes de Juan Belmonte, el pase duraba un suspiro y siempre rematado por alto.
Con Manolete, el muletazo se reducía al embroque, con emoción, puesto que la muleta retrasada acentuaba la sensación de peligro, mientras que el muñecazo final vaciaba la embestida al superar la cadera del torero.
Luis Miguel tenía que instrumentar muletazos muy largos y encadenados para emocionar tanto como él. Así nació el pase circular.
El toro de los años 50 y 60 poseía movilidad, raramente humillaba hasta el final de las embestidas, saliendo suelto de las suertes. Se movía mucho y no siempre tenía fijeza.
Antonio Ordóñez, que elevó la estética del toreo a un nivel de majestuosidad hasta entonces desconocido con un empaque que lo caracterizó.
Paco Ojeda abrió una nueva puerta ligando y dando muletazos tan largos citando tan en corto.
Gustos aparte, ésta es a grandes rasgos la evolución de la Tauromaquia.
Salvando las distancias, esta evolución puede compararse con la que inició Joselito " El Gallo " - sin tener tiempo para llevarla a cabo - cuando adivinó que, de todos los encastes, el que mejor se adaptaba a su tauromaquia era el de Murube. No en vano, al desaparecer Joselito, Juan Belmonte, explicó a muchos ganaderos que la vaca buena era la que trazaba un surco en la arena con el hocico.
En esta búsqueda del toro propicio para el toreo post-belmontino, Carlos Núñez fue un adelantado : supo encontrar el algunos de sus toros una capacidad distinta procurando transmitirla en todos. Embestir con ritmo lento más alla de la muleta, ayudó a los toreros de su época - Antonio Ordóñez, el primero - hicieron evolucionar el toreo.
Desde entonces, al toro moderno se le exigió cada vez más duración y que embistiera de manera casí perfecta.
Joselito " El Gallo " prefería Murubes o Conteras.
Manolete los de Villamarta.
Hace un siglo, cuando Joselito " El Gallo " orientó la selección en las ganaderías de Murube, nadie imaginaba que sus gustos desembocarían en el predominio del llamado " monoencaste ".
¿ Quién imagina que dentro de un siglo - en caso que sepamos defender la Fiesta - que encaste será el preferido por las figuras del momento ?





2 comentarios:

  1. Como siempre perfecto D. Mariano, enhorabuena y es un placer leerlo.

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  2. Administrador :
    Muchas gracias por su cordial comentario que le agradezco.Saludos.

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